Inspirado en la vieja costumbre de hacer caligrafía china con agua en espacios públicos, Nicholas Hanna trae su dispositivo en Beijing, tratando de conciliar con los nuevos trajes.
Consiste en un triciclo, un medio de transporte común en China, con una computadora que "imprime" caracteres chinos en el agua mediante un sistema de válvulas a medida que avanza. El resultado, que parece mágico, deja boquiabierto al público, a pesar del contraste del acto poético de la caligrafía con la acción mecánica que la genera.
Inspirado por la costumbre china de los ancianos de hacer caligrafía con agua en espacios públicos, Nicholas Hanna recurre a un aparato divertido en el trienal de design de Beijing, tratando de conciliarlo con las nuevas costumbres. Consiste en un triciclo -medium de transporte muy común allí- con un ordenador que “imprime” en agua los caracteres chinos a través de válvulas, mientras éste se mueve. El resultado, además de mágico, deja al público boquiabierto, contrasta con el acto poético de la caligrafía con el acto mecánico que se presents.